Según las circunstancias, los inscritos pueden -no siempre- tener que pasar por un protocolo de selección. Una vez aceptados, acudirán al taller con sus herramientas de trabajo. En unos casos, el escenario donde deberán proyectar su mirada como cineastas será un pueblo o una pequeña ciudad; en otros, una gran ciudad. Para algunos será un escenario conocido; para otros, por conocer. Mirada familiar o mirada extranjera, ambas proporcionarán una visión de conjunto, complementaria, de forma libre.

En las dos primeras jornadas, recorriendo el escenario del rodaje, se llevará a cabo la selección de localizaciones y temas. Dicha selección puede dar lugar a un tratamiento cinematográfico de ficción o bien documental, según el criterio o la sensibilidad de cada uno. Mostrar, por ejemplo, a la manera de los pintores, un interés preferente por el paisaje o bien por el retrato. En cualquier caso, los participantes darán a conocer el argumento y desarrollo de su corto, sometiéndolo al visto bueno del conductor del taller. 

Las grabaciones -con la posible colaboración de intérpretes naturales y profesionales- se llevarán a cabo en los días siguientes. El director participará como supervisor del rodaje y el montaje de los cortos, que serán visionados en una última sesión de trabajo. 

Víctor Erice